Liberia: detrás de una gran historia hay muchas historias increíbles

Lo voy a decir de golpe para dejarlo claro: está es el libro número once para el proyecto #200Países200Libros y es, sin duda alguna, con el que más he disfrutado de momento. El que más me ha tenido revuelto, el que más veces me ha dejado sin respiración, el que más me ha hecho reír y también el que más me ha hecho llorar, con el que más he aprendido y el que más me ha dado que pensar. Es decir, lo que se supone que tiene que conseguir un buen libro. Y este lo es: un libro excelente en todos los sentidos y eso que se trata de una biografía, que no es un género que se caracterice precisamente por ser impactante y adictivo. Pero así ha sido: Madame President: The Extraordinary Journey of Ellen Johnson Sirleaf, de Helene Cooper, es un libro que se sitúa por mérito propio entre los mejores que he leído en mucho tiempo, tanto dentro como fuera de este proyecto de viaje literario por el mundo.

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«¿A qué se debe este entusiasmo, Ernesto?», preguntaréis, «¿qué es lo que tiene un libro sobre la presidenta de Liberia, un país apenas conocido, como para que lo recomiendes con tanto fervor?». Bueno, pues aquí está esta reseña para intentar explicarme. Pero hay tantos argumentos de peso para recomendar este libro que tengo claro que seguro que me olvidaré de alguno. En fin, haré lo que pueda.

En primer lugar, la protagonista del libro: Ellen Johnson Sirleaf, presidenta de Liberia, primera mujer en llegar al poder en un país africano y Premio Nobel de la Paz. La historia de cualquiera de estos tres grandes logros ya daría por sí misma para un buen libro, pero la vida de Johnson Sirleaf es tan apasionante desde su nacimiento que la mezcla de estas tres historias parece a ratos el guión ideal para una ambiciosa serie de HBO. Pero luego hablaremos de eso. Ahora quedémonos en que Helene Cooper intercala continuamente en esta biografía breves explicaciones de la historia de Liberia (desde su fundación hasta el final de la lucha contra el Ébola) para contextualizar mejor la vida de Johnson Sirleaf. Y esa historia, tan fascinante como sangrienta (recordemos, por ejemplo, las dos guerras civiles que desangraron el país desde 1989 hasta 2003) nos atrapa como lectores, pero sobre todo como seres humanos que nos preguntamos constantemente el motivo de que todo esto no nos fuera contado anteriormente.

Madame President nos cuenta, por ejemplo, que Liberia es un país fundado por ex-esclavos estadounidenses que decidieron regresar a África en el siglo XIX y crear un estado libre a semejanza de los Estados Unidos. Para ello adquirieron las tierras a los nativos por medios, digamos, poco ortodoxos, y se asentaron allí tomando como referencia la Constitución Americana como modelo para crear la suya. De este modo, a las tensiones existentes hasta entonces entre los diferentes pueblos de la zona hubo que sumar a esta élite colonialista creada por Estados Unidos y su enfrentamiento con las tribus autóctonas que se habían enriquecido durante siglos con la venta de esclavos.

Como digo, el libro menciona todo esto de modo muy breve: no es ese el lugar para contraponer documentos históricos que pongan de manifiesto las buenas o malas intenciones tanto de los negros colonizadores como de los negros esclavistas (no sé siquiera si se conservan documentos sobre ese periodo histórico), pero gracias a esa brevedad el libro te deja continuamente con ganas de más. No solo por esa ya mencionada sensación de asombro de que nunca se nos haya contado esta historia sino porque esa dimensión infinita y subjetiva de valores según la cual nadie es completamente bueno ni completamente malo en esta historia es algo extraordinario desde el punto de vista literario. Y ese episodio histórico que cuento es solo un breve ejemplo de los muchos que nos cuenta Madame President. Ese es el nivel del libro.

Muchos son los episodios escalofriantes en en los aproximadamente setenta años de historia liberiana en que se centra Helene Cooper: la represión brutal de los gobiernos democráticamente elegidos, los sucesivos golpes de estado con magnicidios de por medio, los asesinatos de dictadores que todavía pueden encontrarse en YouTube y que posiblemente inspiraran una de las secuencias más célebres de Tarantino, las guerras civiles, los niños soldados que tras ver a las milicias asesinar a sus familias terminaron formando parte de dichas milicias porque siempre es mejor estar del lado del más fuerte, la explotación interminable en el negocio de los diamantes de sangre, las miles de muertes a causa del Ébola… El libro también indaga en el backstage que no suele aparecer en las noticias: las maniobras políticas y económicas que llevan a cabo las (muy) altas esferas internacionales para apoyar o desestabilizar gobiernos, en algunos casos maniobras lideradas por la propia Johnson Sirleaf. Pero también hay lugar -y mucho- entre estas páginas para la esperanza y la reconciliación con el ser humano: especialmente en la lección que las mujeres liberianas dieron al mundo cuando, tras varios años de guerras civiles, decidieron movilizarse para conseguir que fuera una mujer la que tomará las riendas del país cuando más falta hacía reconstruirlo. Tras años de soportar que la sociedad liberiana asumiera que las violaciones de guerra fueran algo «normal», no podían creer que un hombre se fuera a preocupar de solucionar o al menos mejorar la vida de las mujeres. Más aún cuando el candidato que tenía todas las papeletas de llevarse la presidencia era George Weah, cuyo único currículo para ello era que la FIFA le hubiera nombrado el mejor jugador de fútbol en 1995, mientras que Johnson Sirleaf venía de trabajar durante décadas en algunas de las más importantes entidades gubernamentales y económicas del planeta. Es posible que los capítulos del libro sobre esas elecciones sean mis favoritos por la estupenda labor de integración que hacen las mujeres en todo el país. Pero os dejo que lo descubráis por vuestra cuenta leyendo el libro.

Según se avanza en Madame President va quedando claro el enorme trabajo de Cooper para escribir este libro: durante años, y cada vez que su trabajo en Estados Unidos se lo permitía, se desplazaba a Liberia para entrevistarse con Johnson Sirleaf y otras personas que aparecen en el libro. En algunos casos el texto parece cercano a la hagiografia al no entrar en detalles sobre aspectos oscuros de la biografia de Johnson, llegando en algunos momentos a indicarse únicamente que lo que la propia presidenta dice es «no recuerdo bien como fue aquello». Como lector, me hubiera gustado que Cooper hubiera presentado puntos de vista de otros personajes históricos que añadieran luz a esas sombras, pero al menos me queda el consuelo de que en otros casos sí que se incide en ello, sobre todo en episodios mas cercanos en el tiempo. Es el caso, por ejemplo, de las frecuentes acusaciones de nepotismo recibidas por Johnson Sirleaf tras haber dado puestos relevantes de gobierno a sus propios hijos.

Y ahora un deseo que nunca llegará a realizarse pero que pongo aquí porque no tengo otro sitio donde hacerlo. Y es que hay que hacer lo que sea para convencer a HBO de que adapte Madame President a serie de television. Cada temporada podría tener un gran tema central mientras que la figura de Ellen Sirleaf Johnson y otros personajes serian como tramas transversales que aparecen y desaparecen según va sucediendo la historia de Liberia. Algo asi como The Wire pero en crónica histórica. Tendríamos, por ejemplo, una primera temporada con los inicios en política de Johnson Sirleaf en el gobierno represivo de Tubman que terminará siendo derrocado por el golpe de estado de Samuel Doe en 1980. Otra temporada con la protagonista aceptando un puesto en el gobierno de Doe para despues enfrentarse a él y tener que huir del país, consiguiendo trabajo finalmente para el Banco Mundial; la trama central sería por tanto la brutal dictadura de Doe con la propia Johnson siendo encarcelada y posteriormente liberada tras el amplio apoyo internacional. Esa temporada podria acabar con los dos golpes de estado paralelos contra Doe y la siguiente empezar con Sirleaf Johnson recaudando dinero en 1989 para Charles Taylor, uno de los golpistas, que posteriormente se convertiría en uno de los mayores criminales de guerra de los últimos tiempos. Y asi sucesivamente, pero ya paro aquí para evitar muchos spoilers. Espero que si todavía no estabais convencidos para leer el libro, lo contado en este párrafo os haya hecho cambiar de idea.

Resumiendo: recomiendo encarecidamente la lectura de Madame President, una excelente introducción a la historia de uno de los países más pobres del mundo. El libro termina con la erradicación del Ébola, pero la Historia, por supuesto, sigue su curso. El exfutbolista George Weah acaba de ser nombrado, tras varios intentos, nuevo presidente y Ellen Johnson Sirleaf acaba de ser expulsada de su partido acusada de interferencia electoral (parece que durante la campaña apoyó a Weah, de un partido distinto). El caso es que a partir de ahora no pienso perder el ojo a lo que suceda en Liberia, así que desde aquí mi más sincera enhorabuena a Helen Cooper: pocos libros tienen el don de conseguir que los lectores se interesen tanto por un país tan desconocido y Madame President lo consigue con creces.

Madame President: The Extraordinary Journey of Ellen Johnson Sirleaf – Helene Cooper (Simon & Schuster, 2017)

(Si tras leer la reseña te apetece contribuir con el proyecto #200Países200Libros, puedes invitarme a un café por aquí o, si lo prefieres, por aquí)

Bonus track musical: Hay algo que Helene Cooper se encarga de recordar continuamente a lo largo de Madame President, y es el peculiar sentido del humor con el que la gente suele tomarse las cosas en Liberia. Un sentido del humor que nace de varios dolores al mismo tiempo, pero que por lo visto es parte de la identidad cultural del país. Por eso he querido que la pieza musical que acompañara esta reseña fuera este The Big C de Miata Fahnbulleh. La Gran C a la que se refiere el título es la corrupción, un mal endémico del país (en el mundo entero también, sí, pero ahora estamos hablando de Liberia) que en esta canción se aborda de un modo sarcástico en un vídeoclip que nos muestra, de paso, algunas imágenes del día a día de la sociedad liberiana. Por cierto, Fahnbulleh actuó en la gala del Premio Nobel a Ellen Johnson Sirleaf, pero este tema es más reciente y por lo que parece no está muy contenta con cómo se gestionó la corrupción en Liberia.

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